Javier Garaizábal Fontela Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio

Javier Garaizábal Fontela, textos críticos


Javier Garaizábal Fontela
Javier Garaizábal Fontela

El eficaz realismo de Garaizábal
En el año ochenta y uno, expuso en La Coruña. Por entonces acreditó la eficacia de una pintura que se genera del lado de la realidad, y al acercarnos nuevamente a Garaizábal en la sala "Catro", vemos como esta realidad, como este eficaz realismo, ha seguido en escala ascendente, pero mejorando determinados supuestos estéticos como son los de su colorido singularizado.
La pintura de Javier Garaizábal, se caracteriza paralela al color, por una intensidad de luz con matices vítreos. Es transparente y, como si dijéramos, en algunas parcelas de su nítida figuración, encendida de pasión y equilibrado a un tiempo. Algo así como el haz y el envés, como la luz y la sombra, contenidas en todo proceso auténticamente creador.
Solamente se rompe este sentido de la realidad objetiva en el tratamiento de algunos paisajes, que se acercan al naturalismo formal y cromático, con ciertas apelaciones al neo-impresionismo, contrastando con su modo de hacer habitual.
Todo un curso de reinterpretación sorollista.
La luz vuelvo a insistir, es todo un curso de reintertretación sorollista con grandes claridades que se dan hasta en el retrato o mini-retrato muy expresivo por lo que tiene de solución caracterológica. Garaizábal no busca el efectismo ni por la luz ni por la forma. Lo busca decantando estos elementos en soluciones ideales a través de las cuales casi siempre acierta.
El éxito de Garaizábal no es complejo sino perfectamente coherente. Vender cuadros en estos momentos de crisis, constituye una aventura señalada. Y los puntos rojos en la obra de Garaizábal, se advierten en profusión. Posiblemente la aceptación pública de la obra, venga a ser el indicativo de sus valores estimados. El comprador de arte en su mayoría sabe lo que quiere y de lo que le gusta.
Esperamos que Garaizábal siga esta tónica ascendente, ahondando en su perfectibilidad y, sobre todo, afirmando esas dos virtudes que, desde un principio se manifiestan con generosidad: la luz y el color.

Fernando Mon. El Ideal Gallego, 24/11/1984