Javier Garaizábal Fontela Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio Inicio

Javier Garaizábal Fontela, textos críticos


Javier Garaizábal Fontela
Javier Garaizábal Fontela
De sorprendente puede calificarse la exposición que Garaizabal tiene colgada en la Galería Ceibe. Digo de sorprendente, porque cuando se da cima a un superrealismo de la cabal entidad que nos ofrece Garaizábal, realmente sorprende, y no poco, a la receptabilidad del espectador hastiado de mediocridades.
Garalzábal describe el mundo de las cosas cotidianas, de los niños particularmente, y muy en especial, de esos encantadores objetos -las muñecas- que hacen tersa y transparentes las alegrias de la niñez.
El mundo pictórico de Garaizabal es eminentemente imaginativo. De pronto, cuando canstruye las ansias de su mundo onírico, vemos que la metafisica de la realidad va tomando cuerpo a través de la expresión imperrealizada.
Una gran parcela de la representación es, de este modo, la serena apelación a las formas estáticas, gravidas aparentemente inmóviles, pero densamente traslaticias por mor de esa expresividad que condiciona la propia realidad hipersensibilizada. Un pájaro, un niño, una paloma o la misma gavilla de heno rubicundo; la niña asomada al balcón pletórica de posturas dalinianas; el movilismo de las naturalezas muertas o, en fin, las leves insinuaciones al testimonio de las pequeñas cosas, de los pequeños objetos, de las sustancias etéreas, son otros tantos puntos de partida para una serena contemplación de su pintura.
El resumen de toda ella, radica en el sentido poético de que está dotada Un velo de poesia que a veces se pierde en los cermesias, en los celajes compuestos de añil y ambar, o en los oros seculares de la hoja seca al viento parece que traspone toda la pintura con envolvente misterio.
Pero descuella evidentemente, a la altura de los grandes pintores ingenuistas -me niego a señalar la pintura de Garaizábal como Naif- la veraz escuela en que se desarrolla la textura de sus composiciones, hecha de trozos de sueño y aún, de pedazos de ensoñación.
Una magnífica exposición esta de Garaizabal quien, entre otras, posee la virtud de golpear con hondura, en los entresijos del alma.

Fernando MON, crítico de arte