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Miguel Ángel Macía, entrevistado por MARIUS

Macía, un artista de 20 años que podría tener mas..
Miguel Ángel Macía, entrevista en Ferrol Diario, 21-IV-1976 Treinta y tres óleos y un grabado, en la sala de arte de la "Caja", de 5 a 9 de la tarde.
Está exponiendo en la Sala de la Caja General de Ahorros y firma sus cuadros con el seudónimo de Macía.
Nació hace algo más de veinte años en Lugo, y ahora prepara su ingreso en la Escuela Superior de Bellas Artes. Es, afortunadamente para él, un aprendiz de pintor, y lo sabe, lo cual se nos antoja de lo más positivo.
De momento, quiere abrirse paso sin precipitaciones. Es importante, aunque otros no compartan nuestra opinión, conocer al hombre pintor antes de conocer la pintura del hombre que pinta. El arte no es sólo inspiración, sino planteamiento intelectual también y, sobre todo, camino que en muchas ocasiones hay que recorrer con pies de plomo ligero, si es que vale la expresión.
-¿Por qué te preparas para la Escuela Superior de Bellas Artes? ¿Necesita un artista ir a la Escuela?
-Un artista, no. Un pintor, Sí. Quiero decir que allí se reciben los informes técnicos indispensables y el conocimiento, por ejemplo, de los materiales con que uno ha de trabajar. La Escuela no hace artistas, pero contribuye a la formación de los que son artistas de verdad.
-¿Eres tú un artista de verdad, Macía?
-Bueno, creo que si soy algo, es eso lo que soy. No sé en que dimensión ni con qué intensidad, pero me considero un artista. Si no, ya habría tirado los pinceles.
-¿Haces murales? No sé por qué te lo pregunto.
Se sonríe.
-Pues sí, he hecho hace poco un mural para un restaurante de El Grove.
-¿Y estás satisfecho de lo que hiciste allí?
-No del todo. Tuve que supeditarme a los croquis conceptuales del dueño del establecimiento. No pude hacer lo que quería sino lo que él deseaba que hiciese. Con todo, he quedado, digamos, regularmente satisfecho.
-La pintura de «encargo» tiene esas servidumbres. ¿Serás algún día un pintor «de encargo»?
-Si puedo, no. Los propios errores son bastante más rentables artísticamente que los cometidos por encargo de otros.
-En Galicia, ahora, están surgiendo pintores jóvenes de calidad, o, por lo menos, pintores que pesan en 1as páginas de los periódicos regionales y de la capital de España. ¿Son todos buenos, o hay alguno cuya calidad no esté a la altura de la fama?
-Según mi opinión, hay muchos buenos, y algunos no tan buenos.
-Entonces, ¿es que la fama puede motorizar a un pintor mediocre?
-De hecho, siempre ha sido así. No precisamente la fama, sino la popularidad. De todos modos, las «infiltraciones» son una minoría, y esa fama termina con la última revolución del motor.
-Sin salirnos de la pintura gallega, ¿hay, efectivamente, una característica general que determina una manera de hacer común en los pintores de Galicia?
-Bueno, yo diría que esta región, que tiene unas características peculiares no sólo geográficas o climatológicas, sino, además, sociales, determina, de alguna forma, a los pintores de la tierra. Inclusive hoy, cuando los artistas gallegos emigran en seguida a Madrid. Hay muchos ejemplos, pero le daré uno, porque lo conozco quizá mejor que a otros, y es lucense como yo: Tino Grandío.
-¿Es la primera vez que vienes a Ferrol?
-Sí
-¿Y has vendido algo?
-Dos cuadros.
-¿Te importa, sobre todo, vender?
-Me importa, sobre todo, adquirir experiencia ante el público, y seguir aprendiendo. Pero uno expone para vender...
Nos despedimos de Macía (en el registro civil, Miguel A. Martínez Fernández), y le deseamos suerte.
La tendrá. Sabe lo que quiere y cómo lo quiere. No todos lo saben, aunque sumen más años y hayan pintado más lienzos que él.
No sé por qué me parece que oiremos hablar de Macía relativamente pronto.
MARIUS, Ferrol Diario, 21-IV-1976